8 formas de cuidar la salud mental de los niños
Publicado: 2022-11-21Los niños tienen diferentes necesidades emocionales y psicológicas que los adultos. Para que crezcan sanos y sepan gestionar sus emociones ante situaciones negativas, los niños necesitan una base familiar y educativa sólida.
¿Cómo cuidar la salud mental de los niños de hoy? La infancia de hoy es ciertamente muy diferente a la infancia de antaño. Las redes sociales, el aumento de la tecnología, el acceso a la educación, la violencia, las diferentes dinámicas familiares, el cambio climático… Todos estos elementos tienen un impacto en la psiquis de los pequeños, aunque no sea visible.
Para los padres, la cantidad de cosas por las que preocuparse puede parecer abrumadora. ¿Cómo educar, cuidar y proteger a un niño sin asfixiarlo? Al fin y al cabo, tanto la sobreprotección como el estímulo excesivo para triunfar en múltiples áreas son perjudiciales para los niños que, a corta edad, no saben gestionar tantas expectativas.
¿Cómo cuidar la salud mental de los niños?
Los psicólogos afirman que aunque hay muchas formas de cuidar la salud mental de los pequeños, cada niño es único y tiene sus propias necesidades y deseos. Por lo tanto, los padres deben absorber los consejos sobre el cuidado de los niños con una mente abierta y reproducirlos sin rigidez.
Tienes que entender que lo que es mejor para un niño puede no tener el mismo efecto en otro. La atención a la personalidad y la individualidad es necesaria para encontrar la mejor fórmula de cuidado para cada niño.
Con eso en mente, hemos separado ocho formas de cuidar la salud mental de los pequeños para los padres que buscan orientación en esta área. Para profundizar su conocimiento sobre la salud mental infantil, las familias también pueden buscar psicoterapia.
El seguimiento psicológico no solo está dirigido a tratar afecciones psicológicas o solucionar problemas graves. Temas del día a día, como la inseguridad sobre la maternidad y la paternidad, también son bienvenidos en la consulta del psicólogo.
1. Cuida tu propia salud mental
¿Cómo puedes cuidar a los demás si no te cuidas a ti mismo?
Todo comienza con nosotros, incluso los temas que involucran a las personas en nuestras vidas. La forma en que tratamos a los demás, cómo interpretamos sus acciones y sentimientos, y cómo convivimos con ellos está, sobre todo, ligada al estado de nuestra propia salud mental.
Si no estás bien contigo mismo, tiendes a tratar a los demás con indiferencia, impaciencia e incluso descortesía. No es necesariamente porque quieras lastimar a los demás, sino porque tienes conflictos internos.
Por lo tanto, cuídate primero y asegúrate todos los días de que estás bien, satisfecho y feliz con tu vida.
Los niños aprenden mucho de la forma en que tratamos a las personas, reaccionamos ante los problemas y expresamos felicidad. Solo al observar el comportamiento de los padres y los adultos que los rodean, el niño puede crear valores personales y reglas para la vida. ¿Qué tipo de mensajes le gustaría transmitir a sus hijos?
2. Sea consistente y honesto
Sea consecuente con sus acciones y palabras. Si le prometiste algo al niño, cúmplelo. Si no puede cumplir, explíquele por qué y haga arreglos para recompensarla en otro momento.
Debido a que los niños son observadores, se dan cuenta cuando los padres se contradicen y se confunden si no reciben una explicación de ese comportamiento. Pueden pensar que actuar de esa manera es correcto y replicar comportamientos disfuncionales a diario.
También pueden enojarse o lastimarse por las inconsistencias y la falta de transparencia de sus padres, especialmente cuando un amigo comenta sobre el buen comportamiento de sus padres.
Así que no subestimes la inteligencia de tus hijos. Sea consistente en sus enseñanzas y en la forma en que las trata. Si cometes un error o actúas mal, no te avergüences. Sea honesto acerca de su imperfección. Los niños aprenden más de los adultos reales que no tienen miedo de admitir cuando están equivocados.
3. Enseñar al niño a gestionar el estrés
El estrés es una constante en todas nuestras vidas, entonces, ¿por qué no enseñar a los niños a manejarlo desde una edad temprana? Sufrirán menos las experiencias malas y agotadoras.
En la infancia, estas situaciones suelen marcar de por vida. En algunos casos, interfieren con nuestra felicidad y capacidad para formar conexiones. Entonces, para evitar que sus hijos formen traumas infantiles y se vuelvan inseguros, ayúdelos a manejar el estrés que inevitablemente encontrarán.
Puede hacer esto enseñándoles a resolver conflictos con amigos y compañeros de clase, responder bien a una nota baja y otras frustraciones, respirar profundamente para calmarse y desestresarse jugando, leyendo, haciendo deportes y dibujando.
4. Establece hábitos saludables para toda la familia
Una vez más, destacamos la importancia de convertirse en un espejo para los niños. Muchas personas adoptan hábitos poco saludables de sus padres y sufren con ellos durante mucho tiempo hasta que descubren que pueden hacer las cosas de otra manera.
Para que los niños cultiven hábitos útiles por el resto de sus vidas, hable con su cónyuge y otros miembros de la familia que viven con usted para establecer buenos hábitos como grupo. Por supuesto, cada persona trabaja de una manera, por lo que puede ser necesario cambiar hábitos para que los demás estén dispuestos a ayudar.
De todos modos, el objetivo no es poner a todos los miembros de la familia en una caja, sino crear hábitos saludables y divertidos que ayuden a toda la familia a permanecer unida y feliz. Algunos ejemplos son la práctica de ejercicios físicos, la resolución directa y dialogada de conflictos, la realización de una actividad de ocio juntos los fines de semana y el cuidado del propio aspecto. Reducir el tiempo frente a la pantalla y monitorear el uso de su teléfono celular es una parte importante de una crianza cuidadosa.
5. Hacer citas con otros niños
¡Los niños necesitan jugar!
A algunos niños no les gustan los ambientes ajetreados y prefieren jugar con un grupo de amigos o pasar más tiempo solos, ¡y eso está bien! Recuerda que debes tener en cuenta la personalidad de tus hijos para que tus pautas funcionen.
Para los niños a los que les gusta socializar, programe citas con amigos. Haga arreglos con los padres de los otros niños para rotar la casa de reuniones. De esa manera, todos los adultos tienen un momento libre.
En cuanto a los niños más tranquilos, invite solo a amigos de su círculo de amigos y, si muestran interés, amplíe las invitaciones a otros compañeros. Algunos padres intentan introducir diferentes amistades a sus hijos, pero no creen que tal vez no sepan cómo comportarse con extraños.
6. Haz cumplidos
¡Los cumplidos son muy importantes para la autoestima y la confianza en sí mismos de los más pequeños! Necesitan escuchar palabras de admiración y reconocimiento de sus padres.
Los niños que solo escuchan sermones y palabras de reproche crecen inseguros. Creen que todo lo que hacen puede provocar una reacción negativa, por lo que tienden a anularse. Por otro lado, los niños que no escuchan nada, solo el silencio incómodo ante los logros, no se sienten validados ni importantes.
Elogie cuando el niño lo haga bien, termine una actividad escolar, esté orgulloso de una pequeña victoria, le muestre un invento loco o un objeto de interés y tenga un buen comportamiento.
Sin embargo, ¡no te excedas! Elogie cuando sea necesario y anime al niño cuando necesite escuchar palabras de apoyo, pero no lo elogie en exceso. De lo contrario, perderán su valor y el niño puede malcriarse.
7. Enseñar al niño a resolver conflictos
Resolver conflictos es una habilidad que pocos adultos tienen. A muchos no se les enseñó a hablar, encontrar una solución y perdonar la enemistad. Esta falta de tacto a menudo conduce a malas relaciones interpersonales, ya sea en el hogar o en el trabajo.
Enseña a tus hijos a no huir de los problemas y conflictos mostrándoles cómo resolverlos con madurez. Dígales que estos sucesos, aunque desagradables, no son el fin del mundo y que no hay nada de qué preocuparse.
8. Hablar de sentimientos
Expresar emociones y sentimientos es muy difícil para algunas personas. Aquellos a quienes no se les dio una apertura a esto en la niñez y la adolescencia, les resulta difícil ser honestos consigo mismos y con los demás en la vida adulta. Es decir, se convierten en adultos emocionalmente inmaduros.
El niño que aprende a hablar abiertamente de sus sentimientos con personas de su confianza, sin temor a que lo regañen, tiene más confianza. No guarda nada en su interior que pueda convertirse en depresión o ansiedad.
Asimismo, crece con una conexión más fuerte con sus sentimientos, lo que le facilita comprenderlos en diferentes situaciones. Es más probable que este niño busque el autoconocimiento en el futuro. Además, hablar sobre los sentimientos les enseña a los niños a interpretar y respetar cómo se sienten los demás.