Guía de Matthew Schissler sobre cómo construir un liderazgo corporativo sólido

Publicado: 2024-10-18

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El éxito de una empresa no depende únicamente de un director ejecutivo innovador o de un producto innovador; también depende de un marco de liderazgo bien estructurado.

Una junta directiva sólida, junto con un liderazgo corporativo que se alinee con la misión de la organización, sirve como catalizador vital para el crecimiento sostenible y el éxito a largo plazo.

Matthew L. Schissler, socio fundador de GHS Investments, empresario experimentado y estratega corporativo, posee una amplia experiencia en el cultivo de juntas directivas de alto impacto y el fomento de la excelencia en el liderazgo.

En esta guía, Schissler articula sus ideas sobre cómo crear una junta directiva resiliente y fomentar un liderazgo corporativo eficaz.

Definir funciones y responsabilidades claras

La base de una junta sólida es la claridad. Schissler afirma que definir explícitamente roles y responsabilidades es el paso inaugural para formar una junta cohesiva y funcional.

“Cada miembro del consejo debe tener una comprensión clara de sus funciones, sin ambigüedades en cuanto a los procesos de toma de decisiones”, afirma.

Esta claridad garantiza que cada miembro de la junta comprenda las expectativas, minimizando la superposición y la confusión durante las discusiones y decisiones críticas.

Las organizaciones pueden reducir la fricción interna estableciendo roles bien definidos desde el principio y garantizando que todos los miembros estén alineados hacia un objetivo común.

2. Enfatizar la diversidad y la experiencia

Una junta directiva integral abarca una variedad de habilidades, experiencias y perspectivas. Schissler destaca la importancia de la diversidad, no sólo en términos de antecedentes sino también de experiencia.

"Una junta compuesta por personas de diversas industrias y especializaciones mejora su capacidad para abordar desafíos desde múltiples ángulos", explica.

Por ejemplo, integrar expertos financieros con profesionales experimentados en marketing, asesores legales y líderes de operaciones garantiza que la junta esté equipada para abordar una amplia gama de cuestiones.

Schissler también alienta a los empresarios a buscar candidatos más allá de los círculos corporativos tradicionales, ya que diversos puntos de vista pueden generar ideas innovadoras que con frecuencia se pasan por alto.

Priorizar la estrategia a largo plazo

Una de las principales responsabilidades del directorio es guiar la estrategia a largo plazo de la empresa. Schissler subraya la necesidad de que los miembros de la junta directiva puedan pensar más allá de las preocupaciones fiscales inmediatas.

"Su junta directiva debe centrarse en el panorama general, garantizando que las decisiones de hoy produzcan beneficios para la empresa en el futuro", afirma.

La junta debe colaborar estrechamente con el director ejecutivo y el equipo ejecutivo para establecer objetivos a largo plazo, considerando las tendencias de la industria, las tecnologías emergentes y el entorno económico más amplio.

Una junta competente dirige la organización para navegar estos factores, asegurando que el liderazgo siga dedicado al crecimiento sostenible.

Establecer principios de gobernanza sólidos

El liderazgo corporativo eficaz depende de principios de gobernanza sólidos. Schissler aboga por el establecimiento de un marco de gobernanza que delinee políticas claras con respecto a la toma de decisiones, la rendición de cuentas y las evaluaciones del desempeño.

"El gobierno corporativo debe estructurarse para promover la transparencia, la rendición de cuentas y la toma de decisiones acertadas en todos los niveles", señala.

Al adoptar y adherirse a prácticas de gobernanza sólidas, las organizaciones pueden garantizar que las decisiones de liderazgo se alineen con los intereses de las partes interesadas y la salud general de la organización. La buena gobernanza fomenta la confianza entre inversores, empleados y clientes por igual.

5. Fomentar la comunicación y la colaboración abiertas

Uno de los desafíos más frecuentes que enfrentan las juntas directivas es la comunicación inadecuada, que puede generar malentendidos y una toma de decisiones ineficaz. Schissler sostiene que la comunicación abierta y honesta es esencial para una junta directiva de alto funcionamiento.

“Los miembros de la junta deben sentirse capacitados para compartir sus pensamientos, ideas e inquietudes, incluso cuando desafíen el status quo”, enfatiza.

Fomentar una cultura de colaboración entre los miembros de la junta directiva y el equipo ejecutivo garantiza que las decisiones reflejen diversas perspectivas.

Schissler aboga por debates regulares y sinceros sobre los éxitos y desafíos para cultivar un ambiente de transparencia y confianza.

Garantizar la alineación entre el liderazgo y la junta directiva

Un factor crítico para el éxito de cualquier organización es la alineación entre su liderazgo y su junta directiva. Schissler enfatiza que la junta debe colaborar estrechamente con el director ejecutivo y el equipo ejecutivo, asegurando que todas las partes estén unificadas en su visión y objetivos.

"La junta existe para apoyar el liderazgo, no para microgestionar", explica. "Cuando la junta directiva y el liderazgo están en armonía, la organización opera de manera más eficiente y efectiva".

Esta alineación se puede lograr mediante sesiones estratégicas periódicas, evaluaciones de desempeño y manteniendo líneas abiertas de comunicación entre la junta directiva y el equipo ejecutivo.

Una visión compartida fomenta una toma de decisiones cohesiva, lo cual es vital para dirigir la organización en la dirección correcta.

Adopte el aprendizaje y la adaptación continuos

En el panorama empresarial actual en rápida evolución, el liderazgo estático puede conducir al estancamiento. Schissler aconseja tanto a los miembros de la junta directiva como a los líderes corporativos que adopten una cultura de aprendizaje continuo.

“El entorno empresarial está en constante cambio: las nuevas tecnologías, las tendencias del mercado y las regulaciones pueden afectar profundamente las operaciones. Los miembros de la junta y los líderes deben permanecer informados y ser adaptables”, afirma.

Los miembros de la junta deben buscar activamente oportunidades para mantenerse al tanto de las tendencias de la industria y los problemas emergentes, mientras que se debe alentar a los equipos de liderazgo a buscar el desarrollo personal y profesional. Al fomentar una cultura de aprendizaje continuo, las organizaciones están mejor posicionadas para responder a los cambios y aprovechar nuevas oportunidades.

Evaluar y evolucionar la composición de la junta

A medida que las organizaciones crecen y evolucionan, también deben hacerlo sus directorios. Matt Schissler recomienda una evaluación periódica de la composición de la junta directiva para garantizar que se alinee con las necesidades actuales y las aspiraciones futuras de la empresa.

"Las habilidades y la experiencia que fueron valiosas en las primeras etapas de la empresa pueden no ser tan relevantes durante una fase de crecimiento o una oferta pública inicial", explica.

Las evaluaciones periódicas de las fortalezas y debilidades de la junta permiten realizar ajustes oportunos, como reclutar nuevos miembros con experiencia en áreas críticas como escalar operaciones, ingresar a nuevos mercados o navegar entornos regulatorios.

Conclusión

Formar una junta directiva sólida y cultivar un liderazgo corporativo eficaz son esenciales para el éxito a largo plazo de cualquier organización.

La guía de Matthew L. Schissler subraya la importancia de la claridad en las funciones, la diversidad de conocimientos, la previsión estratégica y una gobernanza sólida.

Al promover la comunicación abierta, garantizar la alineación entre el liderazgo y la junta directiva y fomentar una cultura de aprendizaje continuo, las organizaciones pueden desarrollar estructuras de liderazgo que no solo sean resilientes sino también dinámicas y con visión de futuro.

Al adherirse a los principios de Schissler, las empresas pueden cultivar una junta directiva que funcione como un activo estratégico, guiando hábilmente a la organización a través de los desafíos sin dejar de centrarse en el crecimiento sostenible a largo plazo.

Como Schissler expresa acertadamente: “El liderazgo y la junta directiva deben trabajar juntos en armonía, centrados en impulsar la empresa hacia adelante, una decisión a la vez”.

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